domingo, 17 de setembro de 2017

VICTOR JARA, O ÚLTIMO POEMA: SOMOS CINCO MIL.

Somos cinco mil
nesta pequena parte da cidade.
Somos cinco mil.
Quantos seremos no total,
nas cidades e em todo o país?
Somente aqui, dez mil mãos que semeiam
e fazem andar as fábricas.
Quanta humanidade
com fome, frio, pânico, dor,
pressão moral, terror e loucura!
Seis de nós se perderam
no espaço das estrelas.
Um morto, um espancado como jamais imaginei
que se pudesse espancar um ser humano.
Os outros quatro quiseram livrar-se de todos os temores
um saltando no vazio,
outro batendo a cabeça contra o muro,
mas todos com o olhar fixo da morte.
Que espanto causa o rosto do fascismo!
Colocam em prática seus planos com precisão arteira,
sem que nada lhes importe.
O sangue, para eles, são medalhas.
A matança é ato de heroísmo.
É este o mundo que criaste, meu Deus?
Para isto os teus sete dias de assombro e trabalho?
Nestas quatro muralhas só existe um número
que não cresce,
que lentamente quererá mais morte.
Mas prontamente me golpeia a consciência
e vejo esta maré sem pulsar,
mas com o pulsar das máquinas
e os militares mostrando seu rosto de parteira,
cheio de doçura.
E o México, Cuba e o mundo?
Que gritem esta ignomínia!
Somos dez mil mãos a menos
que não produzem.
Quantos somos em toda a pátria?
O sangue do companheiro Presidente
golpeia mais forte que bombas e metralhas.
Assim golpeará nosso punho novamente.
Como me sai mal o canto
quando tenho que cantar o espanto!
Espanto como o que vivo
como o que morro, espanto.
De ver-me entre tantos e tantos
momentos do infinito
em que o silêncio e o grito
são as metas deste canto.
O que vejo nunca vi,
o que tenho sentido e o que sinto
fará brotar o momento...”
Somos cinco mil
En esta pequeña parte de la ciudad.


Somos cinco mil.
¿Cuántos seremos en total
en las ciudades y en todo el país?
Sólo aquí,
diez mil manos que siembran
y hacen andar las fábricas.
¡Cuánta humanidad,
con hambre, frío, pánico, dolor,
presión, terror y locura!
Seis de los nuestros se perdieron
en el espacio de las estrellas.
Un muerto, un golpeado como jamás creí
se podía golpear a un ser humano.
Los otros cuatros quisieron quitarse todos los temores,
uno saltando al vacío.
Otro, golpeándose la cabeza contra el muro.
Pero todos, con la mirada fija de la muerte.
¡Qué espanto causa el rostro del fascismo!
Llevan a cabo sus planes con precisión artera.
Sin importarles nada.
La sangre para ellos son medallas.
La matanza es acto de heroísmo.
¿Es este el mundo que creaste, Dios mío?
¿Para esto, tus siete días de asombro y de trabajo?
En estas cuatros murallas sólo existe un número,
que no progresa,
que lentamente querrá más muerte.
Pero de pronto me golpea la conciencia.
Y veo esta marea sin latido.
Pero con el pulso de las máquinas
y los militares mostrando su rostro de matrona.
Lleno de dulzura.
¿Y México, Cuba y el mundo?
¡Que griten esta ignominia!
Somos diez mil manos menos
que no producen.
¿Cuántos somos en toda la Patria?
La sangre del compañero Presidente
golpea más fuerte que las bombas y metrallas.
Así golpeará nuestro puño nuevamente.
¡Canto, qué mal me sales
cuando tengo que cantar espanto!
Espanto como el que vivo,
como el que muero, espanto,
de verme entre tantos y tantos.
Momentos del infinito
en que el silencio y el grito
son las metas de este canto.
Lo que veo, nunca vi
Lo que he sentido y lo que siento
hará brotar el momento.

Nenhum comentário:

Postar um comentário